jueves, 14 de enero de 2016

Sobre carolina Bescansa y su bebé.

Ayer la diputada por podemos Carolina Bescansa decidió acudir al parlamento con su bebé de 5 meses, gesto que desató un tornado de comentarios que fueron
desde la celebración hasta la máxima crítica apocalíptica. En mi opinión lo que ayer observamos fue ni más ni menos que el reflejo de una sociedad laboral
en la que la maternidad y los niños pequeños son un estorbo. La realidad es que el niño no impidió que la diputada desempeñase su trabajo, ni siquiera
supuso una distracción en él. Pero nada de esto fue observado por los críticos que decidieron calificar el gesto de excesivo, paripé, show y demás adjetivos
extremistas. Nadie vio a la madre que no quiere separarse de su hijo hasta que este no pueda alimentarse de otra cosa que no sea leche materna. Nadie vio
a la mujer que defiende su libertad de criar a su hijo como le de la gana. Nadie vio a la trabajadora que decide defender los derechos de los demás trabajadores
que no siempre tienen la opción de una guardería en el puesto laboral, o el dinero suficiente para pagar una externa, y sobretodo nadie vio a la mujer
que decide reivindicar el que el amamantar a un hijo se vea como algo natural. Vieron a la parlamentaria podemita que decidió ensuciar el sagrado parlamento
con el atrevimiento de llevar a su sucio mocoso. Y encima y para rematar el espectáculo, va el coletas y lo acuna sin comérselo ni nada, en un clarísimo gesto de querer adoctrinarlo . Válgame dios, que nos pille confesados.

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